Paula - Pepe me quiero comprar algo. Con la tarjeta, ¡obvio! Aunque aumenten mis deudas, no me importa, necesito un premio ante tanto fracaso personal.
Pepe – Me parece perfecto. ¡Hazlo!
Paula – ¡Si! Me lo merezco. Necesito ir a la caja y sentirme importante, ¿entendes? Necesito mostrarle mi tarjeta de crédito y que ella se piense que puedo pagarlo. No me importa que la cajera me mire y me diga: “Perra. No podes pagarlo. El que lo paga es tu papi. ¡Looser!”.
Pepe- No creo que te diga eso Paula.
Paula – No estés tan seguro. Imaginate que suceda. Lo poco que me queda de ego se diluiría por completo.
Pepe – ¡Que hija de puta!.
Paula – Si. Vámonos Pepe. Ya me siento muy mal.
Pepe – ¡¡NO!! ¿Quién mierda se piensa que es? ¿Cómo se atreve a tratarte, una cliente legítima, de esta forma nefasta? Hay que ir y decirle algo.
Paula – No. Dejá Pepe. Ya fue. Vámonos.
Pepe – No, Paula. Esto es igual que en Mujer Bonita y Julia Roberts no se quedó callada. Vos tampoco deberías. Vámonos.
Pepe y Paula se acercan al mostrador. La cajera los mira de forma complaciente.
Pepe - ¿Cómo te atrevés a juzgar a mi amiga dentro de su imaginación?
La cajera mira de forma perpleja. Paula solloza atrás de pepe.
Cajera – ¿Disculpá?
Pepe – Exijo hablar con el supervisor. Esto no va a quedar así.
Mientras la cajera se queda sin palabras.
Pepe - No me mires más y llamá al supervisor. No voy a permitir que insultes a mi amiga de esa manera.
Paula – Yo sólo quería comprarme algo. ¿Por qué tienen que hacerme sentir mal? ¿Qué les importa
quién paga la tarjeta? ¿Por qué me juzgan así?
Cajera – Sí, ahora lo llamo, señor. Pablo, ¿te animás a venir a darme una mano acá?
Pepe y Paula giran su cabeza y miran venir lentamente al encargado, mientras Paula intenta controlar sus lágrimas.
Pablo - ¿Sí, que sucede?
Pepe – Mi amiga fue insultada por la cajera. Esto no puede ser así. Exijo una indemnización.
Pablo – Disculpe señor, ¿en qué modo sucedió eso?
Mientras la encargada mira anonadada.
Paula – Me juzgó por no tener dinero para pagar mi tarjeta de crédito. Incluso estoy segura de que insinuó que es una extensión de la tarjeta de mi padre.
Pepe lo mira asintiendo con la cabeza, en defensa de su amiga.
Pablo – Pido mil disculpas. Laura ¿qué pasó?
Laura – No llegamos a cruzar palabras. Ni siquiera se acercaron al mostrador. Aparentemente, el insulto
ocurrió dentro de la cabeza de su amiga.
Pepe - Sí, y fue horrible.
Pablo – O sea que tú te imaginaste todo?
Paula – ¿Usted me está tratando de loca? ¡Pepe me está tratando de loca!
Pepe – Yo no puedo creer como la gente de esta empresa no se responsabiliza por los actos imaginarios
de sus empleados.
Paula – ¡Basta! ¡Me quiero ir!
Paula abre su cartera y temblando saca una caja de metal que contiene muchas pastillas rojas. Toma una y la deja disolver en su lengua.e
Pepe – ¿Vieron lo que le están haciendo?
Paula – Vámonos Pepe acabo de imaginar muchas tiendas en las que me van a tratar mucho mejor que en esta.
El encargado y la cajera quedan mudos sin entender, mientras Pepe y Paula dan la vuelta y se retiran con aires de superioridad.
Mientras están yéndose Pepe gira su cabeza y mira a la cajera y al encargado y les hace un gesto de desprecio y vuelve a girar su cabeza en el sentido de salida.
Pepe – Shame on you!!!.
P.D. Pepe vivió mucho tiempo en Estados Unidos y tiene la maldita costumbre de pensar y maldecir en ingles
Coautores: Paula, Pepe y Maca
No hay comentarios:
Publicar un comentario